sábado, 4 de noviembre de 2017

Edith (relato)



- Edith, haz lo correcto, haz siempre lo correcto.
- Te quiero, papá.

Edith Ruiz tiene 19 años y es una cadete de la escuela de policía de Tucumán. Es hija única. Sus padres son empleados de comercio. Edith tuvo una infancia feliz y sin grandes privaciones.
Edith está de novia con Jorge Suarez, un chico un año mayor que ella que estudia abogacía en la Universidad Nacional. Lo conoció hace tres meses en una discoteca. Jorge tiene una vida holgada. Tiene un auto y vive en su departamento en la zona norte de San Miguel de Tucumán. Edith vive con él desde hace un mes.
Edith es una cadete brillante. Sus calificaciones en la Escuela de Policía son sobresalientes. Pese a tener sólo 19 años, Edith ya ha sido asignada a la Brigada de Investigaciones, como ayudante de un oficial.
Hace dos meses, en Buenos Aires, la AFI (Agencia Federal de Inteligencia) creó un nuevo programa para controlar en forma clandestina a varios individuos en todo el país. Este programa de control cuenta con la ayuda de las policías provinciales de cada región. Se Utilizará la última tecnología en dispositivos de seguimiento y control mental. También está previsto el uso de dispositivos que provocan en las víctimas lo que se llama tortura sin contacto.
Claudia Ross es una agente de la AFI que tiene como misión implementar este plan en la zona norte del país. Claudia vive actualmente en San Miguel de Tucumán y debe coordinar y entrenar a los policías asignados y verificar que el plan sea cumplido según lo planeado.
Los individuos a controlar y hostigar fueron elegidos por varias razones: motivos políticos, venganza, o por "vivir fuera de la caja".
Claudia elige a cuatro policías para participar en este programa. Uno de los elegidos es Edith.

Capítulo 2
Edith acepta con entusiasmo su nuevo puesto. Está intrigada por su nuevo trabajo. Imagina que se convertirá en una espía o en una agente de inteligencia.
Edith recibe el entrenamiento por parte de la AFI. Le enseñan a utlizar la telepatía sintética y otras técnicas para controlar y confundir a un individuo objetivo (Targeted Individual).
Finalizado su entrenamiento, Edith y sus compañeros deben trabajar en una casa especial que tiene la AFI en San Miguel de Tucumán. Allí utilizan computadoras para tener acceso total a los individuos seleccionados.
El individuo seleccionado para ser controlado y hostigado por Edith es Eduardo Balzaretti. Eduardo es un programador de computadoras que trabaja en un estudio contable. Eduardo fue hecho Targeted Individual por "vivir fuera de la caja". Estudió ruso en Buenos Aires y simpatiza con la religión Budista.
La telepatía sintética es el arma de esta era. Utilizando esta tecnología dos personas pueden comunicarse utilizando sus pensamientos aunque estén a cientos de metros unos del otro, y en el medio de una calle concurrida. Ambas personas conocen lo que piensa la otra. La tecnología que permite la telepatía sintética es clasificada. Básicamente esta tecnología convierte la actividad cerebral en ondas electromagnéticas que se propagan en el aire.
Edith tiene acceso total a Eduardo. Durante horas Eduardo escucha en su mente lo que Edith le transmite. Edith conoce todos los pensamientos de Eduardo, y a veces, entablan conversaciones utilizando esta tecnología. Otras veces ella le transmite parte de un tema musical que se repite automáticamente. Para Eduardo esto es una auténtica tortura. Pero Eduardo sabe que si consulta con un médico le diagnosticarán falsamente esquizofrenia. La tortura por telepatía sintética puede menguarse escuchando música a alto volumen.
Cuando Eduardo camina en la calle es víctima hostigamiento organizado (que también se llama teatro callejero) realizado por personas entrenadas por la AFI y por la policía.

Capítulo 3
Luego del trabajo, Edith conversa con sus compañeros sobre el hostigamiento y el control.
- Mi objetivo tiene una esposa y una amante. Dice uno de ellos de los compañeros de Edith.
- El mío es un político caído en desgracia. Dice otra mujer policía.
- Al mío le gusta la pornografía, dice Edith. El degenerado tiene en la computadora más de 100 fotos de mujeres desnudas.
Edith está sorprendida y algo confundida. Ella jamás hubiera siquiera soñado que existiera esta tecnología. Quizás algún día se acostumbraría a la sensación de culpa que siente por mortificar y hostigar a otras personas.
Un jueves, luego de las 10 horas de trabajo diario, Edith fue al departamento de su novio. Llegó a las 9 de la noche. El la besó y luego hicieron el amor.
- Estuviste genial, Edith.
- Vos también...Jorge... Decime, ¿vos creés que está bien provocar dolor y sufrimiento a otras personas y no recibir un castigo a cambio?
- ¿Porqué lo decís? Vos sos una policía. Tu trabajo es el de atrapar a los que provocan dolor y sufrimiento, para que sean castigados. Vos estás de lado de los buenos.
Edith había vivido en un mundo donde sólo había individuos "muy buenos" e individuos "muy malos". Pero ahora sabía que ha veces los individuos "muy buenos" cometen atrocidades contra gente inocente, sin recibir un castigo a cambio.
Luego de bañarse, Edith salió del departamento de su novio y decidió visitar a sus padres.
- ¡Hola!
- ¡Edith! ¡Hola! ¡Qué sorpresa!
- Hace un momento con tu papá nos acordábamos de vos.
- ¿Como te va en tu trabajo?
- Bien, bien...
- Hija, queremos que sepas que estamos muy orgullosos de vos. Harás una carrera brillante en la Policía. Estamos muy contentos...
- Mi trabajo no siempre es agradable...
(Los ojos de Edith se llenan de lágrimas, cubre el rostro con las manos y comienza a llorar)
Luego de unos segundos Edith logra calmarse.
- Estoy bien, lo que pasa es que me peleé con Jorge. Pero está todo bien, todo está bien.

Capítulo 4
Edith regresa al departamento de su novio. Es una noche de tormenta. Con una de esas tormentas de verano, tan típicas en Tucumán. Luego de cenar Edith y Jorge se acuestan. Jorge se duerme casi inmediatamente, pero Edith permanece despierta toda la noche.
A la mañana, Edith le pide a Jorge el auto. Como pretexto le dice que debe ir a un lugar alejado por su trabajo. También le dice que llegará a cenar más tarde de lo habitual.
Como siempre, Edith hostiga todo el día a Eduardo. Luego de finallizado su turno va a una habitación especial y tomó de un armario un poderoso somnífero inyectable. También llevó un dispositivo para dar descargas eléctricas. Salió de la casa y subió al auto.
Edidth sabe que Eduardo regresará a su casa alrededor de las 12 de la noche. Decidió seguirlo con el auto.
Eduardo camina hacia su casa por una calle oscura y desierta . Edith se acerca con el auto hasta donde está él.
- ¡Hola! Le dice a un sorprendido Eduardo.
- ¡Hola!
- Está todo oscuro aquí. ¿Querés subir?
- Bueno, gracias. Eduardo sube al auto.
- Me llamo Eduardo y vos ¿cómo te llamás?
Edith rápidamente saca la jeringa con el somnífero y se la clava en el estómago de Eduardo. Eduardo queda inmediatamente inconsciente.
Edith lo acomodó en el asiento delantero, para que pareciera que estuviera dormido. El siguiente paso en el plan de Edith era llevar a Eduardo a una casa abandonada en el campo que ella conocía desde su infancia, en Santiago del Estero. Debió manejar toda la noche, pero eso no le importó.
A la  mañana siguiente Jorge denunció a la policía la desaparición de Edith. Pronto se descubrió también la desaparición de Eduardo. Ahora él y Edith son buscados en todo Tucumán.
Cuando llegaron a la casa abandonada, Edith llevó a Eduardo hasta la casa y lo ató a una silla. Eduardo se despiertó poco a poco.
- ¿Porqué hacés esto? ¡Yo nunca antes te vi en mi vida! ¿Quién sos?
- ¡Yo vivía en un mundo perfecto y vos lo arruinaste!
- ¡Yo no te conozco! ¡Me confundís con alguien más!
- ¡Voy a destruirte! ¡Voy a torturarte y voy a hacerte desaparecer!
- ¡Por favor no, estás confundida! ¡Yo no te conozco. Por favor no...!
Edith aplicó sobre el pecho de Eduardo el dispositivo para darle una descarga eléctrica.
Eduardo gritó. Eso la sorprendió. De nuevo, ahí estaba ella causando dolor y sufrimiento. Pensó en su carrera brillante arruinada. En sus padres y en sus amigos de la infancia. Pero, sobre todo, pensó en su padre.
Edith sabía que pronto la encontrarían. Aún estando en el medio de la nada. Ahora hay cámaras en todos lados. Pronto la encontrarían.
- Yo te torturé con telepatía sintética. ¿Estás sorprendido? ¡Fuí yo! Yo soy la voz en tu mente. Tengo acceso total a vos. Se lo que pensás, lo que haces, lo que sentís.
Eduardo la mira sorprendido en silencio.
- ¿Vos? ¿Por qué?
- ¡Me obligaron. Tenía una vida perfecta y me la quitaron! ¡Perdí todo por vos! ¡Tenía que arruinar tu vida y terminé arruinando la mía!
Edith se subió el sostén y la blusa y le mostró sus pechos a Eduardo.
- ¿Estas te gustan, verdad, pervertido?
- Por favor, trata de calmarte. Si me dejas ir ahora todo volverá rápidamente a la normalidad. Tu vida todavía puede ser como la de antes.
Edith lloró desconsoladamente.
- ¡Yo soy mejor que esto! ¡Yo soy mejor que esto!
Edith se disparó un tiro en la cabeza enfrente de Eduardo.
En ese momento se escuchan las sirenas de los patrulleros llegando hasta la casa abandonada.

Epílogo
Este es un relato de ficción. Sin embargo, en todo el mundo hay decenas de miles de personas (Targeted Individuals) que son víctimas de hostigamiento psico-electrónico. Por favor visita www.stopeg.com para saber más.

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