domingo, 10 de septiembre de 2017

Princesa (relato)

Princesa

Capítulo 1
Es jueves. Eduardo Balzaretti se levantó como siempre a las 6 y media de la mañana. Llegó a la cocina y preparó el desayuno.
Eduardo tiene 40 años, vive solo. Todos los meses, su hermano, que vive en Buenos Aires, le envía una cantidad de dinero necesaria para poder vivir con cierta comodidad. Hace 10 años que Eduardo no trabaja. Eduardo es un individuo objetivo (targeted individual) y fue diagnosticado como esquizofrénico por su psisquiatra, el doctor Vila.
- Hoy tienes turno con el psiquiatra. Prepárate tu cafe y cámbiate. (Le dice la voz de una mujer en su mente).
La telepatía sintética es un arma clasificada que se usa contra individuos inocentes alrededor del mundo. Nadie sabe con certeza si existe un complot mundial para usarla en secreto contra individuos elegidos, o si es una "industria del odio" en la que se la usa por venganza. Los individuos en los que se usa la telepatía sintética son considerados como esquizofrénicos por la psiquiatría.
Muy frecuentemente, en individuos contra los que se usa la telepatía sintética se usan también otras técnicas llamadas torturas sin contacto. La persona, aunque esté en su casa, siente en su cuerpo una serie de síntomas que le son provocados utilizando equipos electrónicos.
Hace 20 años que Eduardo es un targeted individual. Se enamoró de la mujer incorrecta y su mundo se derrumbó.
El control total y la tortura sin contacto no está sacado de una historia de horror y de ciencia ficción. Para miles de personas en todo el mundo esa es la realidad que deben enfrentar todos los días.
Mientras toma su café, Eduardo sintió como aumentaba su ritmo cardíaco y luego de algunos segundos le dolía el pecho como si fuera a sufrir un ataque cardíaco. Puso sus manos sobre su pecho y el dolor inmediatamente desaparece.
Prendió la televisión y sintonizó el sitio de internet Youtube. Allí estaban sus queridos cursos de ruso. Estudiar ruso era un hobbie que lo mantenía a salvo del derrumbe total de su vida.
"La mujer asiática enseña ruso en la tv", dijo para sí Eduardo, recordando una línea de un poema que escribió hace unos años.
- Vos no vivís tan mal. (Le dice la voz de un hombre usando telepatía sintética)
- ¿Qué le dirás al doctor Vila? Si le decís algo raro vas al psiquiátrico, le dice la voz de una mujer, en su mente.
- ¡Dejáme un rato tranquilo!
- No quiero, a mí me pagan para mortificarte.
Para un targeted individual es posible comunicarse silenciosamente con sus controladores, simplemente usando el pensamiento. Simplemente vocaliza algo en su mente y recibe la respuesta. Por eso esta tecnología se llama telepatía sintética, porque se utilizan equipos electrónicos para simularla.
Eduardo terminó su café, se cambió y salió rumbo al consultorio del psiquiatra.
El consultorio queda a cinco cuadras de su casa, así que él decidió ir caminando.
En la calle, en plena mañana, algunos autos pasan junto a él con los faros prendidos.
- Brighting, piensa Eduardo. Desde hace alrededor de 2 años que utilizan el brighting contra él. Cuando un targeted individual está en la calle es automáticamente hostigado de mil formas distintas por un grupo de personas organizadas. Este hostigamiento se llama teatro callejero.
A su lado algunas personas pasan junto a él y tosen intencionalmente. Hombres, mujeres e incluso niños. Otras veces, las personas que pasan junto a él visten remeras de un mismo color, casi siempre rojo. En parte ya se acostumbró a esto, pero todas estas escenificaciones, tuvieron su efecto y ahora Eduardo sale de su casa sólo cuando es imprescindible.
El consultorio queda en un edificio y al frente de él hay una heladería. Algunas mesas están afuera, en la vereda. En una de las mesas 4 mujeres de unos 30 años conversan animadamente.
Eduardo pasó junto a ellas. Sólo una de las mujeres reparó en Eduardo. El aspecto desaliñeado y desgarbado de Eduardo le hace gracia. Sonrie y lo sigue con la mirada.
- ¡Miren, qué tipo raro! les dice a sus amigas, ellas lo miran pero no notan nada extraño. Sólo ella lo ve llegar al edificio, tocar el portero y luego entrar.
Claudia Ross tiene 35 años, es delgada y bonita. Hace menos de un mes que se separó de su pareja y ahora vive con sus padres.
Claudia se pregunta, ¿vivirá él allí? ¿irá sólo a visitar a alguien? ¿Quién es él?
- Sus amigas le hacen bromas por su interés en un completo extraño, pero ella está intrigada. Hay algo en ese hombre que a ella le atrae.
- Mañana vendré a la heladería a esta misma hora, quizás el vuelva y voy a hablar con él.
- ¿Y qué le vas a decir? ¿Te lo querés levantar?
Todas sonríen. Claudia y sus amigas pagan la cuenta, salen de la heladería y caminan hacia el centro de la ciudad.

Capítulo 2
Al día siguiente, Claudia llegó a la heladería y esperó en vano a Eduardo. Entonces decidió volver el siguiente jueves, a la misma hora y esperar por él. Ese hombre se había vuelto casi una obsesión para ella.
El siguiente jueves Claudia llegó a la heladería unos 15 minutos antes de la hora en la que vió a Eduardo. Se sientó en una mesa sobre la vereda. Esta vez Eduardo apareció en la esquina y pasó junto a ella.
Claudia se levanta y le toca el hombro.
- ¡Hola!
Eduardo se da vuelta y la mira sorprendido:
- ¡Hola!
- ¿Vives por aquí?
- A unas cuadras, ¿porqué?
- Me llamo Claudia Ross. Te ví el jueves pasado entrar a ese edificio y quería preguntarte si querés ir al cine conmigo mañana a la tarde.
Eduardo está sorprendido. Ha vivido aislado desde hace más de 10 años, sorportando el hostigamiento psicológico y electrónico y ahora una mujer muy atractiva quiere ir con él al cine...
- No lo sé...
- Dale, hay una película muy linda que me gustaría ver.
- Eh..., Está bien, vamos mañana entonces.
- Bien, entonces nos encontremos aquí mañana a las 6 de la tarde.
- Bueno.
Eduardo piensa que quizás ella sea una hostigadora. Quizás esto es otro teatro callejero, armado para herirlo psicológicamente. Pero también es otra oportunidad para estar con una mujer. No perdería nada con intentarlo...
Al día siguiente Eduardo y Claudia fueron al cine a ver una película de terror,  "La dama de negro". La película cuenta la historia de una mujer atormentada que luego de su muerte, convertida en un fantasma, ataca por venganza a los niños de un pueblo.
A Eduardo le llamó la atención el final de la película, en la que el fantasma de la mujer repite, "Nunca perdonaré", "nunca perdonaré".
A la salida del cine, Eduardo y Claudia caminan por las calles céntricas.
- Claudia, hay algo que no sabés sobre mí... (Eduardo intenta explicarle el acoso grupal y la tortura sin contacto, pero ella no lo entiende)
- No vamos a casarnos, vamos a divertirnos una o dos semanas y después cada uno sigue por su lado. Tengamos una aventura.
- Tengo miedo de que la gente que me controla te ataque a vos también, son implacables...
- Nadie me hará nada. A dos cuadras de aquí vive una amiga mía en un departamento, vamos a visitarla.
Eduardo recuerda, algo que ocurrió muchos años atrás, cuando comenzó su hostigamiento. Usando telepatía sintética alguien le dijo: "Hay muchos hombres que viven en un verdadero infierno. A partir de ahora, no te relaciones con ninguna mujer. No sea que tu vida se convierta también en un infierno"
Eduardo y Claudia llegaron al departamento, Claudia tenía una llave y abrió la puerta. Su amiga no estaba. Adentro Claudia besa a Eduardo y comienza a quitarse la ropa.
Claudia y Eduardo hacen el amor apasionadamente. Él la mira a los ojos y le murmura:
- Princesa, Princesa...
El sábado a la mañana, Eduardo, en su casa, se levantó como siempre muy temprano e inmediatamente sus hostigadores usando telepatía sintética comienzaon a hablarle.
- Si te acuestas con ella otra vez, te destruiremos a ti y la destruiremos a ella.
Suena el telétono. Es Claudia:
- ¡Hola Eduardo!
- ¡Hola Princesa!
Eduardo y Claudia acuerdan encontrarses de nuevo en el departamento de la amiga de Claudia.
- Eduardo, te lo advertimos, no vuelvas a hacerle el amor, porque la destruiremos, y será por tu culpa...
Eduardo no le da importancia a las advertencias y amenazas. Hace mucho tiempo que no sentía esa alegría de vivir, esa sensación que siente cuando él está con Claudia.
A la noche de ese sábado, Claudia y Eduardo hacen el amor por segunda vez.

Capítulo 3
Al día siguiente, domingo, Claudia lo llama desesperada.
- ¡Eduardo! ¡Eduardo!
- ¡Princesa! ¿Qué pasa?
- Escucho una voz en mi mente.
- Una voz en tu mente...
- ¡Eduardo ayúdame!
- ¡Escuchas una voz...! ¿que te dice?
- Me dice puta, matáte puta, ahora tu vida será un infierno.
- Claudia, ya voy a tu casa, esperame, llego en 20 minutos.
- ¡Apuráte por favor! le dice Claudia entre sollozos.
Eduardo se cambió rápidamente.
- ¡Déjenla tranquila! Ella no les ha hecho nada. Déjenla tranquila (Cuando él quiere comunicarse con sus hostigadores solo debe "verbalizar" mentalmente una frase).
- ¡Déjenla tranquila, por favor!
- Te divertiste con ella, ahora aguantá...
- No le hagan nada, no la volveré a ver en toda mi vida.
- Te dijimos que no te relacionaras con nadie. Tenés que vivir completamente aislado.
Eduardo llegó a la casa de Claudia.
Claudia vive con sus padres y su hermano en un departamento en un edificio céntrico.
Eduardo llamó a la puerta. Apareció el padre de Claudia.
- Deje tranquila a mi hija. ¡No vuelva jamás a acercarse a mi hija. Entendió!
y cerró la puerta de un golpe.
Usando telepatía sintética los controladores le dicen a Eduardo, que la deje sola.
- Nosotros la controlamos, pero si ella se queda sola, si no intervenís, la dejaremos libre. Volvé a tu casa y espera a que ella se recupere. Tomá un calmante y recostate. En dos horas ella estará igual que antes.

Capítulo 4
Al día siguiente Eduardo llama a Claudia al celular. Contesta la madre de Claudia.
- Claudia está mucho mejor. Le pido disculpas por la forma en la que lo tratamos ayer, pero usted debe comprendernos.
- Quisiera hablar con Claudia.
- En este momento ella está medicada. El doctor Mostajo es amigo de mi esposo,  es psiquiatra y la medicó con calmantes.
- ¿Cuando podré hablar con ella?
- Mi esposo me prohibió que le contara esto a con usted, pero la verdad es que vamos a llevar a Claudia a Buenos Aires. Salimos mañana. Allí hay un psiquiatra  muy conocido que ha aceptado tratarla. Con el cambio de aire seguramente ella se recuperará pronto.
- Quisiera verla antes de que viaje a Buenos Aires.
- El doctor Mostajo nos ha dicho que ella debe estar lo más tranquila posible y que no debe hablar con nadie. Quizás cuando estemos en Buenos Aires, usted pueda hablar con ella por el celular.
Claudia acompañada de sus padres viajó a Buenos Aires. Visitó al psiquiatra y él decidióinternarla en una clínica psiquiatrica.
Claudia llamó a Eduardo:
- ¡Hola Eduardo! ¡Soy Claudia!
- ¡Princesa! ¿Cómo estás?
- Estoy medicada e internada en una clínica.
- ¿Seguís escuchando las voces?
- Sí. Me lo advertiste. ¿Dijiste que se llamaba telepatía sintética, verdad?
- ¿Cuándo piensas que podrás volver?
- No lo sé, pero te escribiré una carta en cuanto pueda. Te amo.

Capítulo 5
Pasaron cinco o seis días desde que Eduardo habló con Claudia. Ella no lo llamó y a él no le contestaban sus llamados.
El miércoles a la mañana llegó una carta. Era de Princesa. Eduardo la abrió inmediatamente.
"Eduardo, quiero que sepas que te amo. Ahora me doy cuenta que es cierto todo lo que trataste de explicarme, la telepatía sintética y el control.
¿Quienes son? ¿Porqué lo hacen? ¿Algún día esto terminará?
Aún medicada me hostigan, me amenazan y me insultan. Siento cosas raras en mi cuerpo, como si me clavaran agujas, o a veces un calor o frío intenso.
Cuando me den el alta voy a volver a Tucumán. Podríamos vivir en pareja. Dos targeted individuals viviendo juntos. ¿Te imaginás como sería nuestra vida?
El médico dice que tengo esquizofrenia. A veces tengo recaídas.
Quiero que me prometas que pase lo que pase seguirás adelante.
Te amo.
Princesa"
A la tarde, ese mismo día, Eduardo recibe una llamada en su celular. Es el hermano de Claudia.
- Eduardo... Claudia falleció... falleció hoy. Huyó de la clínica, corrió hacia la calle y la atropelló un auto.
(La llamada se cortó)
Desde que fue tomado como un individuo objetivo, Eduardo, no podía llorar. Llorar libera, purifica. Pero el no podía hacerlo.
Eduardo se acercó a la ventana. Desde allí se podía ver el parque 9 de julio. Los chicos jugaban al fútbol y había mucha gente haciendo aerobismo.
Eduardo estaba controlado y él lo sabía bien. Sentía tristeza por la muerte de Claudia, pero la emoción estaba controlada. No lo dejarán libre. Nunca será espontáneo.
Es jueves a la mañana, Eduardo va al psiquiatra.
Eduardo va nuevamente al psiquiatra, pasa al lado de la heladería, al lado de la mesa que ocupaba Claudia el día en que se conocieron.
Llevó consiguo la carta que Claudia le envió.
Durante la sesión Eduardo no menciona a Claudia. Nunca le contaría a Vila sobre Claudia. Casi al terminar la sesión, el siquiatra el dice a Eduardo:
- Eduardo, ¿Tienes algo más que quieras contarme?
Eduardo mira en silencio a través de la ventana del consultorio. Es una soleada mañana de primavera. La vida sigue, la gente camina apurada, se oye el bullicio de la cuidad.  Por un instante se pregunta si algún día dejarán de hostigarlo, de controlarlo.
Sale del edificio. Frente a él pasan autos con vidrios polarizados y las luces encendidas.
Eduardo se aleja caminando lentamente.

Epílogo
Por favor accede a stopeg.com para averiguar como funcionan estas tecnologías de control, hostigamiento organizado y tortura sin contacto, que se aplican a decenas de miles de personas en todo el mundo.

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